Cali, en medio de las balas

En el sur de Cali se han vuelto frecuentes las visitas del CTI, principalmente en la Avenida Pasoancho. Hace tres semanas, sicarios en motos asesinaron a dos jóvenes por encargo de diferentes bandas criminales.

En el oriente de la ciudad también se han presentado enfrentamientos entre pandillas por las llamadas fronteras invisibles.

La inseguridad en las calles de ColombiaLos conductores de vehículos viven alertados cuando se detienen en los semáforos pues temen a los atracos. Los motorizados y ciclistas generan tanta sospecha que la gente busca dónde esconder su celular y la billetera.

Hasta el 11 de marzo del año en curso 1.599 ciudadanos se habían visto afectados por estos delitos, especialmente en los semáforos de importantes intersecciones viales de la ciudad.

Se tomó la decisión de no permitir la presencia de vendedores ambulantes ni jóvenes que desarrollen actividades de recreación en los semáforos. Luego de establecida la medida, los delitos han bajado en un 20%.

El alcalde, Rodrigo Guerrero, y las autoridades presentaron ante el gobierno nacional una solicitud para reforzar a la Policía y establecer un grupo élite, denominado Grupo Institucional contra Objetivos de Alto Valor, similar al Bloque de Búsqueda que se instauró para la cacería de los capos del cartel de Cali en los años noventa. Estará integrado por Policía judicial, CTI, fiscales, la Sijín y 650 hombres de la Unidad de Intervención Policial (Unipol), y tendrá por objetivo capturar y judicializar a los cabecillas de bandas criminales.

Actualmente el 52% de los homicidios de la capital valluna se les atribuyen a los grupos delincuenciales y las pandillas. En la mira de las autoridades están alias Martín Bala, líder de la banda criminal Los Urabeños, y alias Guacamayo.

“La criminalidad en Cali ha pasado de una violencia homicida por convivencia a una con fines económicos, extorsionistas. Por eso la lucha por la seguridad debe ser igual a la que se hizo hace algunos años para desactivar a los grupos de los carteles del narcotráfico”, aseguró el burgomaestre Rodrigo Guerrero.

La administración local espera incrementar el pie de fuerza. Aunque el gobierno nacional envió a Cali 1.000 policías, también se requieren, según el alcalde Guerrero, recursos para el seguimiento de las bandas, el aumento de personal de la Fiscalía y la policía técnica, y jueces para hacer efectivas las judicializaciones luego de las capturas y acelerar 4.500 procesos rezagados.

El secretario de Gobierno de Cali, Carlos José Holguín, afirmó que este déficit de personal para judicializar a los delincuentes se debe a que los alcaldes anteriores no se preocuparon por contar con un número de funcionarios suficientes con qué hacerle frente a la delincuencia.

En ello coincide el comandante operativo de la Policía Metropolitana, coronel Nelson Rincón, quien aduce que cuando se necesitan hacer allanamientos no hay personal judicial para atenderlos.

Doris Tejeda, directora del Observatorio Social de Cali, cree que los índices de violencia han aumentado porque la ciudad es cercana a las rutas del narcotráfico en el Pacífico y vecina de sitios de producción de coca, como el departamento del Cauca.

Las más de 134 pandillas de Cali agrupan a 2.300 jóvenes entre los 15 y 25 años, según los resultados del trabajo de campo realizado por la Personería municipal en 22 comunas de la ciudad. Las principales actividades de los miembros de estos grupos son trabajos de sicariato por mandato y apoyo a las redes de extorsión y de microtráfico de estupefacientes. En el barrio El Vergel, al oriente de la ciudad, 20 familias abandonaron sus viviendas por las continuas peleas de Los Calvos y La Tatabrera.

Según investigaciones, la población que compone las pandillas no pertenece únicamente a estratos bajos; también los hay de clase media, quienes pactan citas por internet en lugares como Cartagena y Santa Marta.

La Personería cree que hay que buscar soluciones inmediatas para desmantelar estas pandillas, entre ellas desarrollar una política de retorno de las familias al lugar de origen, mediante la restitución de tierras, y una política de atención y no de asistencialismo.

La Secretaría de Gobierno de Cali adelanta trabajos de prevención a través del Colectivo de Oriente, integrado por 11 fundaciones que trabajan por los jóvenes en alto riesgo de las comunas 13, 14 y 15, para que no caigan en actividades ilícitas. Las cifras de la Personería indican que en lo corrido de este año se han presentado 41 homicidios de pandilleros, de los cuales 25 eran menores de edad.

El alcalde Guerrero agregó que la educación, al igual que el empleo, son medidas cruciales para la rehabilitación de estos jóvenes.// El Espectador

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