Uno de los peores criminales que ha conocido Colombia recientemente es Javier Velasco Valenzuela. Violador y asesino de mujeres es el perfil criminal de este hombre, que fue juzgado por tercera vez en menos de seis meses. La reciente sentencia a 10 años de prisión por violar a una trabajadora sexual en el norte de Bogotá el 3 de agosto de 2008, se suma a las condenas de 48 años de prisión por los actos de tortura, abuso sexual y homicidio de Rosa Elvira Cely, y los 36 años de prisión por abusar entre 2005 y 2007 de sus dos hijas biológicas menores de edad. En 2002 también había sido sentenciado por el crimen de Dismila Ochoa.
La nueva condena se da después de que la Fiscalía lograra evidenciar que Velasco sí abusó sexualmente de la prostituta, quien en un principio había accedido a tener relaciones con el hombre, pero con la condición de usar un condón. La negativa de la mujer a tener relaciones sin el preservativo desencadenó en Velasco la furia que condujo a la golpiza y posterior violación. El Espectador logró comunicarse con la trabajadora sexual (por seguridad se mantendrá su nombre bajo anonimato), que relató todos los hechos que condujeron al trágico suceso.
¿Qué sucedió esa noche?
Yo me encontraba trabajando en la calle, él (Javier Velasco) pasó en su moto y me dijo que si le prestaba un servicio y le respondí que sí. Me monté en la moto y fue cuando me dijo que no tenía plata para una habitación y que fuéramos a un parque, y yo acepté. Me llevó al parque de la calle 104 con carrera 15 en Bogotá y allá fue donde me cogió a la fuerza, me golpeó y casi me llegó a asfixiar.
¿Cómo lograron abrir el proceso en contra de Velasco?
Después de que se negara a pagarme, yo le pedí el favor de que si me acercaba a algún lado. Me le monté en la moto, obviamente era para no dejarlo ir y él me dejó una cuadra antes de la calle 100 con carrera 19. Yo tome rápido un taxi para seguirlo y el conductor por radioteléfono llamó al resto de taxis, que ayudaron a cerrarle el paso y capturarlo. En eso momentos Velasco me ofreció plata por mi silencio. El proceso siguió y desde la Fiscalía me llamaban para que yo declaraba, pero siempre seguía en lo mismo y no avanzaba.
¿Qué representa una persona como Javier Velasco?
Él no es para que esté en la calle ni suelto, porque es un peligro para la sociedad. Velasco tiene que estar en una cárcel para pagar por todos los crímenes que ha cometido. Se merece estar preso y sólo espero que se haga justicia.
¿Cómo espera que sea su reparación?
Él me hizo mucho daño sicológicamente y yo no sé qué pedirle a la justicia. En este momento estoy muy afectada, porque siento mucho temor, sobre todo cuando trabajo.
¿Recibió alguna ayuda por parte del Estado?
No, nunca he recibido nada. Me gustaría que me ayudaran en la parte sicológica.
¿Cómo afectó esta situación a su familia?
Mi familia no sabe lo que sucedió, porque nunca les he comentado.
¿Qué va a hacer usted después de la condena contra Velasco?
La verdad, hasta el momento no me han dicho nada sobre a qué beneficios puedo acceder como víctima. No sé qué va a suceder.
Además de la afectación sicológica, ¿qué otros problemas le ha traído esta situación?
Me ha generado mucha desconfianza. Económicamente también me ha afectado porque, como les digo, yo en el trabajo ya no accedo a irme con cualquier persona, por el temor de que me hagan algo como lo que me hizo este señor.
¿Qué le diría a Javier Velasco?
Si él está en la cárcel es porque se lo buscó y tiene que pagar por todas las tragedias que ha causado, porque a mí sí me hizo mucho daño. Llegué a pensar que me iba a matar, porque me estaba asfixiando.
¿Ha podido seguir adelante con su vida?
Yo creo que lo que me hizo Velasco siempre va a estar presente y marcado para toda mi vida.
¿Fue un error de la justicia haberlo dejado libre en 2003 por ‘problemas mentales’?
Sí, porque se hubiera podido prevenir todos los hechos que sucedieron y lo que me pasó a mí.
¿Existe el perdón para personas como Javier Velasco?
No, para nada. Jamás se lo daría. Ellos deben estar allá donde están (la cárcel), para pagar por todo lo que han hecho.// El Espectador
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