En medio del centro histórico de Bogotá, entre estrechos callejones con imponentes casonas, va un tranvía turístico con capacidad para llevar a 24 personas, en un recorrido que intenta hacer un viaje al pasado.
“El tranvía es un símbolo de la historia de la ciudad”, asegura Felipe Acosta, el historiador que emprendió esta iniciativa, pues vio la necesidad de recuperar la memoria histórica de los ciudadanos con uno de los más emblemáticos medios de transporte que tuvimos en el siglo pasado.
De los tranvías eléctricos no quedó nada, excepto los rieles que pasan por la carrera 7.ª con avenida Jiménez y por esta razón vale la pena que los detalles de este vehículo traten de ser exactos a los tranvías que movilizaron a la ciudad por 4 décadas, resaltó Acosta.
Con una tarifa de 15.000 pesos por persona, los turistas latinoamericanos son quienes más hacen uso de este recorrido, pero también personas de otras partes del mundo.
Mientras recorren las calles históricas, conversan de los tranvías de un país y de otro. “El tranvía de Bogotá es hermoso, es muy chiquito y rima con la ciudad, con los colores y con la gente”, señaló Camila, una fotógrafa chilena que agradece el paisaje de los cerros durante el recorrido.
Al igual que ella, varios turistas se van encantando con las calles del Chorro de Quevedo, con la arquitectura del Eje Ambiental, de las iglesias y museos, de las tiendas de barrio, de los vecinos y de todos los rincones que van apreciando en un recorrido lento, de no más de 10 o máximo 15 kilómetros por hora.
Pero como lo asegura el gestor de esta idea, el fin no es que solo los turistas disfruten del centro histórico. Varios bogotanos y visitantes de otras regiones se animan a hacer el recorrido en el tranvía que recrea el medio de transporte más utilizado por los antiguos habitantes de la capital.
Ana Duque, una turista caleña, cree que el tranvía está hecho para las calles por donde transita. “No sé por qué pero me parece melancólico ver a Bogotá con su tranvía, como que me da amor”, dijo entre risas.
Los niños son quienes más disfrutan del viaje. “Yo vendo obleas hace muchos años aquí y me gusta ver a mi nieta emocionada cuando pasa el tranvía porque me hace muchas preguntas sobre la vida de antes”, dijo Clara Mujica, una vendedora informal que está en la calle 10 con carrera 7.ª.
Según la directora del Instituto Distrital de Turismo, Tatiana Piñeros, “la réplica del legendario tranvía le da un especial atractivo al barrio de La Candelaria, que encaja con sus casonas, balcones y calles”, afirmó.
Los adultos mayores y los niños tienen un descuento especial, esto con el fin de que todos utilicen el vehículo y puedan conocer historias desconocidas de la ciudad que habitan.
Este servicio funciona de lunes a domingo, pero los fines de semana los viajeros predilectos son los turistas, mientras que entre semana algunos colegios o empresas se organizan para realizar el viaje.
Con una pantalla que está en la parte delantera de este aparato con visos de modernidad, los viajeros pueden ver a los abuelos contando las historias de los tranvías, cómo se hacía vida social en ellos, se contaban chismes y no había discriminación de clases sociales para usarlos.
También se les enseña a los viajeros que en 1951, tres años después del ‘Bogotazo’ (9 de abril de 1948) el entonces alcalde de la ciudad, Fernando Mazuera, decidió tapar las vías de los tranvías que todavía eran el principal medio de transporte de los bogotanos.
Este viaje en el tiempo también muestra la evolución que hemos tenido y cómo la infraestructura de la ciudad cambió.// El Tiempo (COM)
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