La crisis exportadora ubica a Colombia a la zaga de Latinoamérica y el Caribe

 

La excesiva dependencia de los hidrocarburos condiciona el despegue del comercio exterior y marca la caída del 13% en las transacciones internacionales de 2023

La actividad exportadora de Colombia se hunde en el escalafón regional más de lo esperado. Mientras el comercio exterior del país experimentó una caída del 13% en 2023, de acuerdo con cifras del DANE, América Latina y el Caribe tuvieron un bajonazo promedio del 2,2%, según datos del BID. Más de diez puntos porcentuales de diferencia que sirven como retrato nítido de uno de los periodos más críticos de las últimas décadas para una pieza vital de la economía.

Se trata de un problema engarzado, en un punto u otro, con la excesiva dependencia de los precios internacionales de los hidrocarburos. Del crudo, pero también del carbón, motores de la economía durante la primera década del milenio, hoy en tela de juicio por su volatilidad como negocio e impacto ambiental. Son cada vez más las voces que alertan sobre los riesgos de seguir apoyados en las materias primas y los bandazos de sus precios como único gran argumento para impulsar intercambios comerciales con el resto del mundo.

El valor total en dólares del desplome durante 2023 fue de 7.400 millones, de los cuales 3.000 millones corresponden a la caída del carbón en un contexto de reacomodo de los precios mundiales de la energía. En años recientes Colombia llegó exportar 4.000 millones de dólares, pero año a año se empezaban a asomar algunos síntomas de contracción, atribuidos en parte a los avances en la implementación de los acuerdos sobre cambio climático. La demanda de carbón en los mercados europeos y otros países desarrollados, por ejemplo, es cada vez más residual. Y otros socios como Turquía, Israel o India hoy parecen alejarse. Unos y otros atraviesan obstáculos geopolíticos complejos.

Joaquín Montes, experto en comercio exterior, destaca que durante 2021 y 2022 el país alcanzó a sacar partido de las retaliaciones comerciales chinas contra Australia. “Los chinos impusieron medidas técnicas para impedir las importaciones australianas debido a su insistencia en investigar el origen del Covid. Colombia logró aprovechar ese frente y en 2022 exportó 12 millones de dólares. Pero en febrero de 2023 China decidió volver a importar carbón australiano y la mini bonanza carbonera terminó”, subraya Montes. En el caso del mercado del petróleo la historia ha sido diferente.

El factor determinante ha sido siempre la ruleta del precio mínimo internacional del barril. Colombia la ha padecido para bien y para mal. El año pasado las exportaciones petroleras también se contrajeron 3.000 millones de dólares, como en el caso del carbón. Ecopetrol, la petrolera de mayoría estatal, ha preferido resaltar como tabla de salvación que el volumen anual de las exportaciones se incrementó un 3% durante el pasado curso. Pero las oscilaciones en el precio del crudo opacaron los resultados.

Sergio Olarte, economista jefe de ScotiaBank Colpatria, detalla: “Los ciclos de exportaciones son más pronunciados porque dependemos del precio internacional. Esto es complicado porque evita profundizar las exportaciones o hacer planes a largo plazo”. En opinión de Olarte el país aún es “bastante cerrado” en términos de comercio exterior. El exministro de Comercio y rector de la Universidad EIA, José Manuel Restrepo, recuerda por su parte que si bien la “realidad internacional es compleja y desafiante”, el problema también está ligado al “profundo deterioro de la inversión privada en Colombia en los últimos 12 meses con una reducción de -33% en el tercer trimestre de 2023″.

Restrepo argumenta que lo anterior afecta la “importación de bienes de capital y bienes intermedios” necesarios para el proceso de producción y exportación. A su juicio, los anuncios gubernamentales sobre la suspensión de contratos de exploración de gas y petróleo solo redundan en las bajas expectativas del sector privado. Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (ANALDEX), añade que la desaceleración de la economía entre 2022 y 2023 también impactó a buena parte de las exportaciones de productos agrícolas como el banano o el café.

De hecho, la caída en las exportaciones de sacos de café sumaron 1.000 millones adicionales a los 7.400 del desplome total. Un comportamiento atribuido por Joaquín Montes a dos factores que parecen transversales en esta historia: el descenso de los precios internacionales del grano y las afectaciones de la crisis climática sobre las cosechas. “También hay un problema de oferta. Colombia no alcanza a producir todo el café que el mundo demanda. Además, estamos importando para suplir el consumo doméstico, que parece desabastecido”.

El laberinto de las exportaciones ya cumple 12 meses de caída en línea, y Colombia solo ha evitado un mayor impacto gracias al aumento de las remesas. De poco ha servido que la economía estadounidense, el mayor social comercial de Colombia, haya mejorado su desempeño. Por lo pronto, José Manuel Restrepo opina que la estrategia y promoción de acuerdos, así como la diplomacia comercial y sanitaria del Gobierno Petro es muy débil. Un factor que le da pie para recordar que no solo los precios han caído sino además el volumen de las exportaciones.

En otros renglones como los aceites, el azúcar, las flores o los alimentos, Joaquín Montes evidencia algo de estabilidad que se podría sostener a largo plazo tras estos años en que experimentaron una ligera caída reciente: “La industria, por ahora, se porta bien. Se destacan sólidos y estables crecimientos del sector farmacéutico, maquinaria eléctrica y cosméticos”. Y Javier Díaz concluye: “Colombia es una economía pequeña que depende de la dinámica internacional, y como estamos tan concentrados en la exportación de productos minero energéticos, se genera una gran diferencia en la dinámica con el resto de países de la región que aprovechan mejor el escenario internacional”.// El País

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